Francisco es nervioso y activo, le cuesta estar parado. Mientras nos sentamos para comenzar la entrevista, no pierde la oportunidad para ofrecer sus servicios a unas personas que cruzaban delante de nosotros. Antes de sentarse, echa un vistazo a su alrededor y detecta que algunas tumbas están algo descuidadas. “Estas necesitan un repaso”, dice mientras se acerca a observarlas. Desde que Francisco Picazo (vecino de Mahora) tuviera la idea de emprender en el mantenimiento y restauración de tumbas, no tiene otra cosa en la cabeza. En su vida anterior hizo casi de todo: palas de molinos de viento, montaje de centrales solares, militar enviado a la guerra de Yugoslavia y hasta cometer algún error (algo de lo que nadie está exento). Visitando la tumba de su padre, se dio cuenta de que no todo el mundo puede ir a ver a sus difuntos con la frecuencia que les gustaría. Fue entonces cuando se le ocurrió que podría ser él quien, sino darles el afecto a los fallecidos, sí podía entregar algo de dignidad a las losas que no son inmunes al paso del tiempo. Ahora Francisco, con varias personas que confían en él para realizar esta tarea, ha recuperado la ilusión y pone todo el ahínco en devolver a estas losas años atrás y con ello un poquito de esa dignidad perdida.
¿Cómo surge la idea?
¿Qué iba a hacer yo con 50 años al salir de la cárcel? He tenido experiencia trabajando con molinos de viento, placas solares pero, en fin, con esta edad iba a ser complicado. Me dije, ¿qué puedo hacer yo para no depender de nadie? Y vi la posibilidad de emprender en la limpieza de lápidas, porque al buscar en Internet, no había muchas empresas dedicadas a ello.
Restauración y limpieza de lápidas no es de los trabajos más comunes, ¿de dónde viene esta idea?
Hubo un momento concreto. Hice una visita a mi padre al cementerio estando preso. Siempre que tenía permiso lo visitaba. Al ver que no podía atender la tumba, pensé que al salir de prisión podía ayudar a personas que se encontraran en mi misma situación (no poder mantener la tumba como yo quería) por falta de tiempo y entonces decidí dedicarme a ello. La edad (50 años), tampoco ayudaba a encontrar trabajo.
¿Quién era Francisco antes de Llanero?
La vida le puede cambiar a todo el mundo. Hace muchos años tuve problemas de adicción y fue una experiencia bastante mala para mí, pero sobre todo para mi familia, que eran los que sufrían. Yo no me daba cuenta del problema que tenía. Todo esto derivó en el ingreso en prisión, donde he pasado una etapa de mi vida importante. Entonces pensé en cambiar mi vida y empezar de cero para hacer las cosas bien. Uno puede haber cometido errores en su vida y, si uno se empeña y pone de su parte, aunque cuesta muchísimo trabajo, se puede cambiar. El problema de la adicción, además, es que la gente no entiende la situación de estas personas. Yo he intentado salir y he tropezado muchas veces, pero con la edad me dije que tenía que cambiar para poder tener una nueva vida y un futuro. En esos momentos no era yo, no me daba cuenta de lo que estaba haciendo porque me ayudaba a evadirme de mis problemas. Es difícil entenderlo. El apoyo que tuve fue el de mi pareja y mi familia.
«Uno puede haber cometido errores en su vida y, si uno se empeña y pone de su parte, aunque cuesta muchísimo trabajo, se puede cambiar»
Ese cambio, ¿a qué se debe?
Muchas veces me plantee salir de ese mundo, pero me era muy difícil. No fue la cárcel lo que me ayudó, fue mirar atrás. Yo de joven era una persona atenta, dispuesta y trabajadora. Nunca me echaron de ningún trabajo. Hasta estuve 5 años en el ejército, que fue donde empezó mi problema. Entré en el año 90 y coincidió que era el boom de la droga. A esto se unió que estuve en la legión y me destinaron en el 92 a la guerra de Bosnia. Fue muy duro. No fue una experiencia agradable en mi vida. Viví escenas muy dolorosas como amputaciones o gente que estaba sufriendo mucho. Esto unido a que soy una persona muy sensible, me hizo buscar la solución en la droga. Me ayudaba a evadirme de estas situaciones. Tenía 18 años. He estado casi media vida con este problema.
“Mi experiencia en la cárcel no me ayudó. Deberían involucrarse más en la inserción de las personas. No es nada rehabilitadora”
Y qué te supone la incorporación al curso de Llanero?
Me sirvió para aprender de mí; actitudes que yo tenía, como el trato a las personas, ayudar a los demás o ser respetuoso, lo desconocía. Me hicieron ver que en el fondo yo soy buena persona a pesar de todo lo que haya hecho. Soy consciente que aunque haya hecho cosas que no han estado bien, de las que me arrepiento mucho, sobre todo por las personas, al final soy humano y también he podido cometer errores y equivocarme como cualquier otro. Las terapias que hacía con Sergio o Rubén (Técnicos de acompañamiento de Germina Empleo) me ayudaban a saber corregir esos errores.
En Germina Empleo tenías que ir al huerto, con horarios y esfuerzo físico. ¿Se te hacía duro?
Había unas horas de trabajo, pero yo lo veía como un aprendizaje personal; veía la cercanía de los técnicos, el trato y la relación hacían sentirse bien consigo mismo. Para mí, a diferencia de otros cursos, el trabajo que hace Llanero Solidario no es para trabajar en una empresa o fábrica, sino algo más personal, es para ayudar a quien tiene problemas.
¿Te resultó útil?
Claro que sí. Aún estaba en la cárcel y, a pesar de tener que levantarme a las 6 de la mañana para poder coger el autobús en Albacete y venir a Mahora, estaba deseando que llegara la hora. Además, a la vuelta tenía que ir andando desde la estación de autobuses hasta la cárcel, que son 6km. todos los días y también me estaba sacando el carnet de conducir. A pesar de todo, me sentía bien aprendiendo sobre agricultura ecológica, trabajando el huerto. Pero como he dicho antes, no era un trabajo (el nuestro) del que se aproveche la asociación. Hay que entender la labor que hacen con las personas. No hay un interés económico ni de otro tipo, hay interés por ayudar a las personas.
“En Llanero Solidario no hay un interés económico ni de otro tipo, hay interés por ayudar a las personas”
Una vez dejada esta época atrás, borrón y cuenta nueva, ¿en qué momento estás y que esperas de la vida?
Tengo algo de incertidumbre. Por las circunstancias que comenté anteriormente, aún hay personas que no tienen confianza en mí. Con el proyecto que quiero llevar a cabo, temo que no me sienta apoyado para poder llevarlo a cabo. El problema es que tu estés poniendo de tu parte y, aunque haya cambios, hay gente que no los quiera ver. Eso te baja un poco la moral, pero yo estoy dispuesto a luchar y a ser un Francisco nuevo para empezar una vida nueva. Yo no me voy a dar por vencido. Llevo 2 años luchando por ello y ahora es cuando he empezado a limpiar alguna lápida. No he podido pedir subvenciones ni ayudas, pero yo estoy encabezonado y lo voy a intentar. Mi deseo es que la gente vuelva a confiar en mí y pueda empezar a trabajar y, por qué no, en unos años poder contratar a gente que lo necesitara. Me gustaría poder ayudar a personas en riesgo de exclusión. Por las circunstancias que yo he pasado, me gustaría poder ayudarlas.
Y ahora, ¿tienes ilusión?
Claro que tengo ilusión. Quiero llevar una vida correcta y buena. Estoy en un momento de mi vida que creo que es un momento bueno para poder desarrollarme profesional y personalmente. Me veo con fuerzas y ganas, aunque también hay veces que hace falta un estímulo para seguir adelante. Me tengo que valorar yo, pero un reconocimiento de vez en cuando tampoco está mal.
*Para más información, contactar directamente con Francisco Picazo en el teléfono 642128614 o en el email franciscopicazo1971@gmail.com