Reas Red lanza la campaña «#Consumedentro y ensancha la economía solidaria», para el fomento del comercio local.
A la hora de la verdad, las pequeñas tiendas de barrio han aguantado abiertas para que puediéramos seguir con nuestras vidas durante la pandemia, por lo que es la hora de buscar los beneficios que nos aporta ir a estos negocios de barrio
¿Te imaginas un mundo en el que no existe el comercio local? Hace tan solo unos meses tampoco nos imaginábamos que nuestra vida iba a cambiar por completo y teníamos que “parar de vivir”, o al menos dejar de hacerlo como hasta entonces. En ese momento, uno de los pocos hábitos que podíamos realizar con normalidad era ir a por el pan, a la frutería o pescadería y a la tienda de barrio que tiene casi de todo lo que nos hace falta para vivir el día a día. Todos estos comercios, olvidados y sustituidos en gran medida por los grandes supermercados y el e-commerce de repente volvían a nuestras vidas o, mejor dicho, volvíamos nosotras a las suyas.
Tienda de barrio de cualquier ciudad
No se si alguna vez os ha pasado que vais al súper y se os ha olvidado el monedero en casa. Si esto os pasa, bien seguro es que os tocará dejar toda la compra e ir a por él, ya que es impensable que el personal que trabaja en este tipo de establecimientos pueda “fiar” la compra. La política de empresa de estos sitios llega más lejos, ya que si intentas dejarles las vueltas a modo de propina, estas irán directamente a aumentar el beneficio de la empresa y no el de cajeros o reponedoras, responsables directos del buen funcionamiento de las grandes superficies. Por el contrario, si vas al mercado del barrio, panadería o charcutería “de toda la vida”, es muy probable que te vayas a tu casa con la compra y hasta casi obligado a posponer la deuda por el propio empleado de la tienda; porque aquí hay algo más que una transacción económica, también hay una confianza y una relación con la persona que está detrás del mostrador.
El pequeño comercio ha ido desapareciendo poco a poco, en unos casos porque no ha sabido adaptarse a los nuevos modelos de negocio o, simplemente, porque ya era muy tarde para hacerlo. Pero es el que siempre ha estado ahí, creando y dando empleo a los propios vecinos; abriendo un domingo porque me falta un ingrediente para hacer el arroz; o comprando a proveedores cercanos fomentando el producto de proximidad y creando tejido no solo empresarial, si no también social.
Aquí hay algo más que una transacción económica, también hay una confianza y una relación con la persona que está detrás del mostrador
Es innegable que desarrollamos parte de nuestra vida “online” y que el comercio se debe dirigir hacia ese punto, o por lo menos que el consumidor tenga la posibilidad de elegir. Por eso, desde Llanero Solidario aplaudimos iniciativas como “Albacete a un clic”, una web donde los comercios albaceteños ponen a la venta sus productos y te lo llevan a casa. La opción ya la tienes, pero cada vez que vayas a comprar un libro, recuerda que a lo mejor es más sencillo bajarte a la librería que hay a dos pasos de tu casa porque ahí lo podrás tocar, oler o cambiar de opinión porque el tipo de papel empleado no te gusta. Y eso en cuestión de minutos. Lo que no va a cambiar el comercio online es el saludo del pescadero o el asesoramiento de la carnicera cuando no sabemos que comprar para hacer la comida. Por eso, es importante que sigamos comprando en la tienda del barrio o del pueblo, porque si desaparecen se destruirán con ellos pequeñas partes de la ciudad que nos hacen la vida un poco más fácil.